El alma al aire
El alma al aire

El alma al aire

Y de pronto llegas a un lugar, un lugar en el que hace mucho tiempo que no estabas. Las horas se convierten en minutos y los minutos en segundos, en un segundo, un segundo infinito en el que cabe todo y no necesitas nada, y el tiempo se para, porque ya no existe el tiempo. Sientes que te sobra todo y que a la vez tienes todo, y todo se queda quieto, en calma, y sabes que estás bien… porque te sientes bien.

Y te olvidas de comer, y no tienes hambre, te sientes lleno. Los ruidos se convierten en un dulce silencio, un silencio en el que estás cómodo, empiezas a escuchar a tu cuerpo y tu cuerpo no dice nada porque está en paz.

Sabes que tienes que dormir, pero no puedes dormir porque no tienes sueño, y le prestas el alma a tu cuerpo y ves que empiezan a hablar e intentas escuchar, pero no oyes nada, hablan muy bajo, estan susurrando algo, y te apartas de ellos para que tengan más espacio. Hace tiempo que no hablaban y se miran, se acarician, sabes que van a empezar a jugar, y tú quieres jugar con ellos, pero sabes que aún no es el momento y que tienes que dejarles que intimiden. El alma le susurra al oído al cuerpo y el cuerpo acaricia el alma, sabes que están improvisando pero también sabes que lo necesitan, y te apartas para que el cuerpo y el alma se acerquen más aun. Se abrazan, es entonces cuando sabes que se van a besar, los miras, te miran, y te acercas. En ese momento el cuerpo el alma y el espíritu son solo uno, y ese uno eres tú…y sonríes.

Y de pronto nieva.

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